viernes, 6 de noviembre de 2009
TEATRO
Concientizando al inconsciente
¿Limpiar o no limpiar?
de María Alicia Demársico
A la derecha hay un escritorio con papeles abollados hay otros tirados por el piso, al lado hay un bote de basura Entra una mujer con una hoja de papel en la mano. Lee.
Laura: “Estimada señora, tengo el agrado de invitarla a la fiesta de la comisión de limpieza del barrio” Abolla el papel y lo tira al suelo ¡Qué fiesta ni fiesta! ¿No se dan cuenta de que soy una señora ocupada? ¡Y encima con qué tema estúpido! Se sienta, escribe, abolla papeles y los tira por el aire.
Entra un joven con sombrero y patea los bollos de papel, ella escribe, tacha y rompe y tira
Joven: Permiso, permiso…
Ella no levanta la vista
Laura: Sí, diga a qué vino y váyase de una vez
Joven: Vengo porque me caí y me cayó…
Laura: Bueno, levántese y ¿a mí que me importa su explicación? Lo veo ahí parado, mucho no se habrá caído.
Joven: Sí, resbalé con un tomate en la vereda y después Se saca el sombrero, tiene en la cabeza un plato dado vuelta con fideos me cayó ESTO encima
Laura: Ja, ja ¡la verdad es que le queda muy gracioso!. No era para tanto la cosa. ¡Puede irse!
Joven: Señora, no vine para que usted se ría, ¡espero una disculpa!
Laura: ¿Una disculpa? ¿Por qué? Si no mira por dónde camina, no es problema mío, ja ja
Joven: Por esquivar una montaña de latas ¡y otra de… no le digo de qué de perro, señora! En su vereda pisé el tomate maldito, cuando patiné y quedé con la cola en el suelo, me cayó de su balcón este regalo en la cabeza.
Laura: ¿A sí? ¿Cómo sabe que yo lo tiré?
Él mira el piso y patea papeles
Joven: No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que usted tiene la manía de tirar las cosas por el aire.
Laura: Bueno, ¿qué quería? Que me comiera ese plato horrible de fideos que me trajo mi secretaria. No lo quise tirar, se me soltó de la mano.
Joven: Parece que tiene las manos muy flojas porque hay mugre en su oficina, en las escaleras que llegan hasta acá, en la vereda. Usted es una
Laura: ¿Qué me está por decir? Atrévase.
Joven: Usted me lo pidió: es una roñosa.
Laura: Atrevido, si estoy siempre impecable, uso perfume francés. Buaaaa, ¡Cómo se atrevió a llamarme! ¿Cómo dijo?
Joven: Roñosa, sí mi querida dama, usted es una roñosa. Es de esas que salen perfumadas y con el perro recién bañado pero que lo dejan ir haciendo las necesidades en las veredas ajenas.
Laura: ¿Qué pretende, que el perro pida ir a un baño?
Joven: ¡Pretendo respeto por los demás! ¡De eso quiero hablar!
Laura: Si me va a hablar de respeto empiece por usted mismo. No hizo más que ofenderme
¡Fuera de acá! De inmediato se retira. Secretaria ¡Venga de una vez!
Entra la secretaria viene con una escoba en la mano
Secretaria: ¿Se va señora? ¿Ya limpio su escritorio?
Señora: Todavía no me voy. Este individuo es el que se va. Ya que viniste con la escoba, barrelo hasta la calle. O mejor dejame a mí ¡y ya me vas a explicar por qué dejaste entrar a este vagabundo!
Le saca la escoba a la secretaria y empuja al joven con ella.
Secretaria: ¡Qué hace señora! No es un vagabundo, lo parece porque se ensució. Es el hijo del señor Muchmoney, su cliente más importante.
Laura: OH, I´m sorry. Le saca al joven el plato de fideos, lo tira al bote de basura, levanta papeles del piso. Siéntese joven Muchmoney, siéntese que, que yo me voy a tomar un vaso de agua. Sale corriendo.
Secretaria: ¡Qué divertido! ¡Cómo se asustó!
Joven: Yo no le veo la gracia. La señora no se arrepintió de ensuciar la vía pública y su lugar de trabajo. Se asustó porque soy el hijo de un cliente.
Secretaria: A mí me vuelve loca con sus malas costumbres: cuando se va de la oficina deja un tendal de papeles para barrer, cuando algo no le gusta lo tira por la ventana. En la vereda hay latas de gaseosa, restos de comida.
Joven: Ya lo creo ¡Cómo puede ser tan desconsiderada!
Secretaria: Es que ella no lo ve así. Piensa que como paga por limpieza tiene derecho a hacer lo que se le da la gana.
Joven: ¿Y los espacios públicos?
Secretaria: Como son de todos, se esconde detrás de que no se sabrá quién ensució y que, si otro tiró mugre ¿por qué ella va a cuidar?
Joven: ¡Eso se llama egoísmo, falta de respeto! Yo era así hasta que, hasta que…hasta que ¡me pasó hace un año una cosa muy extraña! ¡cuándo todavía no me había dado cuenta del peligro que corría!
La secretaria se sienta
Secretaria: ¿No se había dado cuenta de qué?
Joven: No, me da vergüenza contarlo.
Secretaria: ¡Ah! No. Si comenzó, ahora quiero que me cuente la historia.
Joven: Bueno, si no sale corriendo asustada le cuento, yo estaba un día en el festejo de la primavera.
La escena de la derecha se oscurece y se prende la luz a la izquierda. Hay un hombre con capa y bonete. Ríe a carcajadas y revuelve una olla. Otro hombre echa en la olla el contenido de los frascos de vidrio y objetos extraños que hay sobre una mesa, unos personajes con ropas de duendes levantan los papeles del piso y también los tiran dentro de la olla del brujo. Se oyen carcajadas con eco.
Nota: los duendes pueden bailar una coreografía alrededor de la olla mientras tiran las bolas de papel.
Brujo: Sigan, humanos, tirando papeles,
inunden el mundo de latas y cartones,
pañales descartables sobre el césped
botellas, vidrios rotos, botellones
que se tapen cañerías y desborden canaletas
que los viejos caigan sobre charcos
y queden estropeados con muletas. Jajajajajjaja.
Vamos chicos hagan avioncitos,
que surquen el aire en las escuelas
recorten, ensucien de papeles,
burlando la indicación de la maestra.
Ayudante : Al público Hoy está inspirado recitando . ¡Qué suerte, así no me pega como siempre! Mire, majestad, ahí viene un chico.
Entra el joven, se pone algo en la boca y tira el envoltorio al suelo. Ve al brujo y a los duendes, retrocede; los duendes lo atrapan.
Brujo: ¡Bien! Acá entra un súbdito. Ja ja
Joven: ¿Dónde estoy? ¡Yo a usted no lo conozco!
Brujo: Pero yo a vos sí, mi amigo. Todo el que ensucia y contamina la superficie, es mi súbdito, o mejor dicho…mi esclavo.
Joven: ¿Quién es usted?
Ayudante : Es el rey de los espacios contaminados
Que ama las pilas tóxicas, la mugre
las aguas podridas y todo lo que hacen los malvados.
Brujo: Tengo por corazón un aerosol oxidado, mis pulmones son neumáticos rotos, mi sangre es un río sucio. Soy el que se alimenta de todos los desechos que tiran los incautos, me trago la basura y voy creciendo como una mancha de petróleo sobre el agua. ¡Jajajajaja!
Duende: Yo soy el jefe de la brigada negra., escondo y rompo los botes de basura.
Hablo al oído de los tontos que guardan un papel sucio en el bolsillo
en vez de tirarlo en las aceras y los inspiro con mi canto seductor
para que arrojen todo al piso.
Así me gusta, entonces bailo y río de alegría Jajaja
voy a comedores y avenidas
recorro los patios de recreos para esto.
¡Y encuentro siempre a puercos
para atraer a esta guarida.!
Joven: ¿Qué guarida? Yo no pedí venir acá. ¿En dónde estamos?
Duende: Si te explico no me lo vas a creer, estamos en el interior de tu corazón. El lugar más difícil y misterioso de las personas.
Ayudante : En donde laten el amor o el egoísmo.
Duende: En donde se debaten las luchas más tremendas. ¿Limpiar o no limpiar? That is the question. Que se traduce por considerar al otro o no jajajajja. Por supuesto, no lo hagas, no quieras a nadie.
Joven: Déjeme ir ¡Esto no puede ser verdad!
Brujo: Claro que es verdad. Cada vez que arrojas un papel al piso y no cuidas lo de todos me ayudas a dar un paso más para adueñarme del mundo. ¡Qué divertido! ¡Qué no se detenga la humanidad en la autodestrucción! Cuando todo esté plagado de desechos, cuando el aire se haga irrespirable, cuando en el mundo no quede espacio verde, todos oirán mi voz como un susurro (señala al joven y después al público): Vos, vos y vos me ayudaron a formarme, estoy hecho de tu descuido y egoísmo.
EL joven sale corriendo, los duendes lo siguen, no lo atrapan. Se enciende otra vez el escritorio. La secretaria y el joven.
Joven: Nunca pude saber si el brujo estaba en la realidad o sólo en mis sueños.
Secretaria: ¿Y cuándo le pasó eso tan extraño?
Joven: Un día de primavera en un pic nic me quedé tendido sobre el césped mientras mis amigos jugaban. Estaba todo sucio porque habíamos dejado botellas, bolsas y papeles. Cerré los ojos y aparecí en ese túnel oscuro donde encontré al brujo con los duendes. Debo haberlo soñado, nunca sabré bien qué fue lo que pasó, recuerdo que una compañera me sacudía asustada.
Se apagan las luces. El joven aparece acostado o sentado con la cabeza gacha. Una chica lo sacude.
Agostina: ¡Qué te pasa! ¡Dejá de gritar! ¡Me asustas! Despertate por favor.
Joven: Se restrega los ojos ¡Me escapé, me escapé! El monstruo no pudo atraparme.
Agostina: ¿De qué hablás? Estás loco…o soñabas
Joven: Sí, estaba soñando. O no, tal vez, a lo mejor, podía ser, no sé. Se para, mira hacia los lados. ¿Volverán? por las dudas ayudame a levantar todo lo que tiré por el pasto.
Agostina: ¡Estás definitivamente loco! Hace una hora me dijiste que no interesaba ensuciar porque total había otros que limpiaban.
Joven: Estaba loco, pero en ese momento. No comprendía el daño que hacía a los demás y a mí mismo.
Agostina: ¡Qué cambio sorpresivo! Me alegra que pienses así ahora. Vamos, te ayudo.
Se apagan las luces, se vuelve al escritorio. La secretaria y el joven
Joven: Esa tarde comprendí que no es por miedo que hay que cuidar lo de todos y que el malvado había dicho algo cierto: es por el egoísmo que descuidamos los lugares en los que vivimos.
Secretaria: ¡Qué experiencia extraña! Ojalá le pasara algo así a esta señora. A mí me exige que cumpla con un montón de encargues y se enoja si no los hago pronto. Pero, no comprende que me lleva mucho tiempo acomodar los líos que deja. Adiós
Joven: Bueno, adiós
El joven sale. La secretaria acomoda el escritorio. Vuelve Laura.
Laura: ¿Ya se fue el hijo del cliente? ¡Qué papelón hice con él!
Se oye una carcajada a lo lejos.
Secretaria: (Mira hacia todos lados) Señora, me retiro, no se olvide de tirar los papeles en el bote de basura.
Laura: Ahora voy a tener que quedarme trabajando hasta muy tarde. ¡Qué mal momento!
Laura escribe, bosteza y apoya la cabeza sobre el escritorio. Se queda dormida. Entra el duende, mira a Laura, llama al brujo con un gesto y sale. Entra el brujo, levanta un bollo de papel del piso, toca a Laura en el hombro. Ella levanta la cabeza y se restrega los ojos.
Brujo: Esto se le cayó a usted ¿Mi querida señora?
Laura: ¿Cómo entró acá?
Brujo: Usted me abrió la puerta.
Laura: ¿Yo?
Brujo: Sí. Cada vez que alguien tira un papel al piso me hace entrar a su vida y yo empiezo a invadirla con mis manos viscosas. Ríe
Laura (saca un celular): Voy a llamar a la policía.
El brujo le quita el teléfono.
Brujo: ¿Y qué va a denunciar, señora? (Imita la voz de ella) “Hola, señor policía, cómo soy una egoísta que va contaminando al mundo se me apareció un ser extraño? (devuelve el teléfono)
Laura: (Tiende una cartera) Váyase, llévese el dinero.
Brujo: Ja, ja ¿Se cree que me conformo con un poco de plata? Yo quiero adueñarme del mundo y gracias a personas como usted, es muy fácil.
Laura: Yo no sé quién es, por favor, salga.
Brujo: Si quiere que salga de su vida, cambie su corazón porque yo no existo (mira al público) soy nada más que una ilusión que nubla las conciencias de los que no hacen lo que deben. (A Laura) Usted sabe que faltar al respeto a los otros ensuciando está mal, y sin embargo lo hace. Entonces, me obliga a presentarme, soy la parte de su conciencia que le pesa por descuidar lo de todos. Jjajajajajja
Laura: ¿Conciencia?
Brujo: ¿Creyó que no la tenía? Pero vea qué fácil es todo en esta vida, si quiere que me vaya…
Laura (levanta apurada los papeles del piso) Ya entendí. (A medida que ella limpia el brujo se aleja)
Brujo: (Al público) ¡Ah! ¡Otra vez fracasé por revelar mis secretos!, para que desaparezca para siempre: a cuidar el medio ambiente, no se olviden que en cada papel que cae al piso, hay una gota de egoísmo.
FIN
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